Hace pocos días, como unas de mis tantas promesas de año nuevo, decidí hacer algo por mi vida y mi cuerpo, entré al gimnasio. Los primeros días siempre son complicados porque te das cuenta qué tan “oxidada” estás. En una oportunidad revisando las actividades del día, vi que iban a dar clases de Taebo . Sin titubeos me dirigí a ver qué tal era el asunto. Sentaba en el piso, esperando que fuese la hora, llegó un grupo de cinco mujeres. Calculo yo que tenía un rango de edad entre 50 y 60 años. Una más “explotada” que otra. No pude evitar sentir vergüenza de mis kilitos de más. Iniciada la clase, la perturbación fue peor. Mientras que yo intentaba medio seguir al instructor y no mostrar que estaba muerta, mis queridas abuelas estaban más activas y más entusiasmada. El comentario no viene porque estas señoras anden haciendo ese tipo de cosas, sino que yo, una chama , ande por lo rincones quejándome de mis kilitos , sin hacer nada por ellos y oxidadísima . Como se desapr...