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Mostrando las entradas de diciembre, 2013

2013: El año de los grandes objetivos alcanzados

Hoy, 31 de diciembre de 2013, es un excelente día para hacer un recuento de mi año. Les comentaré sin pena de lo bueno y malo de estos 365 días. Desde un tiempo para acá algunas cosas no me dan vergüenza, creo por la edad. Lo genial y lo aprendido, sin orden específico: ¡Compramos la morocha por fin! ¡Verdaderamente aprendí que mis acciones y decisiones me hacen libre! Aprendí de la vida de Mandela y lloré su muerte. Aprendí que la sal viene del mar. Compramos el bendito caldero. Confié. Dancé con esencias y aprendí de eso. Di clases por primera vez y resultó ser unas de las mejores experiencias en lo personal y profesional.  Entró a mi vida mi amado Cicerón. ¡Y qué experiencia! Estudié muchísimo y aprendí. Limpié como si el mundo se fuese acabar y Dios fuese entrar a mi casa. Llegué a la recta final de los veinte. Cumplí 29 años. Luego de muchas buenas experiencias, decidí independizarme laboralmente y trabajar por mis metas. Me amé tal y como soy. Me convertí e

Cómo perder a una vecina gracias a un caldero

En junio de 2012 decidí que era hora de mudarme. A mi nuevo hogar me llevé mis sueños, metas y a mi gran amor para construir una familia. Toda mudanza trae consigo traumas, ajustes y aprendizajes. También, uno analiza las carencias que tiene y empieza a proyectarse a ver cómo se resuelven. La cocina y sus accesorios fueron unos de esos grandes retos domésticos que tuvimos que enfrentar. Y digo tuvimos, porque realmente es mi pareja la que cocina diariamente (lo disfruta mucho y ciertamente yo me aprovecho de eso). Yo lo hago en pocas ocasiones. Entre mis primeras carencias estaba un caldero . Venezolano que se respete tiene uno e incluso varios de diferentes tamaños. Allí preparamos comidas que por lo general llevan una cocción particular o para freír algunas cosas como tajadas (plátanos en rodajas fritos). El hecho es que quería hacer mi primer asado negro . Es una de mis comidas favoritas. Compré todo los ingredientes, pero me di cuenta que no tenía cómo cocinarlo. A